El día miércoles perdí mi mochila. Completa! Gracias a Dios, justo antes de salir saqué mi cámara regalona y otras cosas que habría echado mucho de menos. Lo extraño es que no me alteré tanto. Con calma, alabé a Dios. SIIIII!!!! me estoy rayandoooo!!!! total, sabía que aparecería. De todos modos, "a Dios rogando y con el mazo dando" es casi mi lema, así que bloquié todas mis tarjetas, identificaciones y demases.
Horas más tarde, en la noche, una llamada de un número desconocido a mi celular fue lo que confirmó mis esperanzas: una pareja de cartoneros, tan humildes como sólo sus triciclos pueden ser, habían dado con ella después de que algún vehículo la había atropellado y alguien más la saqueó en busca de cochino dinero que yo llevaba para pagar una deuda. Estaba casi-casi todo, incluyendo cosas que a ellos les hubieran servido mucho... pero me la devolvieron. Y junto con ella, me devolvieron mi fe en mi gente santiaguina.
Pérdidas que lamentar? mi fiel pendrive mp3 quedó como "m.... p... 3...", y mi aún más fiel pendrive de información desapareció sin dejar huella. Afortunadamente, tengo todo respaldado. Pero me preocupa que hagan mal uso de la información que éste contiene.
Gracias Diosito!
16 marzo 2007
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